Las dislipemias son un grupo de alteraciones del metabolismo de las grasas que se caracteriza por dar lugar a un aumento de una o varias fracciones lipídicas en la sangre.
Se presentan a cualquier edad.
Los dos tipos más importantes de grasas circulantes son los triglicéridos y el colesterol. Su origen proviene de la alimentación y de la síntesis por parte del hígado. Cuando su producción es excesiva o su metabolismo deficiente la consiguiente acumulación puede constituir un importante factor de riesgo para el desarrollo de arteriosclerosis.
En la mayoría de los casos la elevación de grasas en la sangre no produce síntomas agudos. Si el aumento de colesterol y/o triglicéridos es crónico constituye un factor de riesgo para el desarrollo de arteriosclerosis. La alteración de los grandes vasos se produce como consecuencia del acúmulo de colesterol que constituye la base para el desarrollo de la placa de ateroma, que es el elemento básico en la arteriosclerosis. La placa de ateroma obstruye progresivamente el paso de sangre, favoreciendo un escaso aporte de oxígeno a los tejidos o isquemia que puede dar lugar a lesiones irreversibles. Por ello, especialmente las hipercolesterolemias, pueden dar lugar al desarrollo de insuficiencia coronaria (angina de pecho, infarto de miocardio), accidentes vasculares cerebrales y trastornos de la circulación de las extremidades inferiores.
Hipertensión arterial
Existe una hipertensión arterial cuando los valores objetivados en una persona están por encima de los límites normales. Se considera una tensión arterial normal cuando la sistólica se sitúa entre 120 y 140 mmHg y la diastólica entre 80 y 90 mmHg
La sintomatología que puede acompañar a la hipertensión arterial es muy variada. Puede ocurrir que la hipertensión arterial no dé ninguna sintomatología y su descubrimiento sea casual (por revisiones médicas, cirugías, etc..), En otras ocasiones se descubre a raíz de la presencia de determinados síntomas como dolores de cabeza, hemorragias nasales espontáneas, sensación de inquietud, nerviosismo, etc.. y de forma menos frecuente por elevaciones bruscas y severas de la tensión arterial que se acompañan de dolor de cabeza intenso, sensación de frialdad y angustia, palpitaciones, temblor.
La hipertensión arterial (HTA) es una enfermedad que afecta a todo el organismo, especialmente al sistema cardiovascular.
La presencia de una presión excesiva de la sangre daña de forma importante el sistema vascular, sobre todo cuando no es controlada, y debido a la lesión de ese sistema cualquier órgano puede resultar afectado. Este deterioro de las arterias se debe en gran parte al desarrollo de arteriosclerosis, una enfermedad grave que evoluciona más deprisa cuando además existen trastornos importantes del metabolismo de las grasas y azúcares.